domingo, 2 de diciembre de 2012

Te deseo...


Te deseo primero que ames, y que amando, también seas amado. Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores.

Te deseo también que tengas amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes sean valientes y fieles, y por lo menos haya uno en quien confiar sin duda. Y porque la vida es así te deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias certezas. Y que entre ellos, haya por lo menos unos que sea justo, para que no te sientas demasiado seguro.

Te deseo además que seas útil  más no insustituible. Y que en los momentos malos, cuando no quede mas nada, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie. Igualmente, te deseo que seas tolerante, no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no madures demasiado de prisa, y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que siendo viejo no te dediques al desespero. Porque cada edad tiene su placer y su dolor.

Te deseo de paso que seas triste. No todo el año, sino apenas un día. Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo también que ninguno de tus defectos muera, pero que si muera alguno puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.


Si todas estas cosas llegarán a pasar, no tengo nada más que desearte...